miércoles, 20 de enero de 2010

ELEMENTOS DEL LENGUAJE RADIOFONICO

2.- EL LENGUAJE RADIOFÓNICO : ELEMENTOS SONOROS Y NO
SONOROS
La radio tiene su propio lenguaje gracias al cual nos hace llegar su mensaje, su
programación, en definitiva, su proyecto. Este lenguaje radiofónico está basado en una
serie de elementos sonoros y no sonoros que ayudan a construir la comunicación
radiofónica. Esos elementos los son siguientes:
- la palabra
- la música
- el efecto sonoro
- el silencio
Este último ha sido discutido con mayor profusión que los otros tres, puesto que puede
entenderse como la simple ausencia de palabra o pausa. No obstante, como
comentaremos más adelante, el silencio radiofónico tiene suficiente significación como
para considerarlo una parte más del mensaje radiofónico: su sistema expresivo no
sonoro.
2.1.- La Palabra
La palabra resulta indispensable si hablamos de lenguaje radiofónico. La creatividad
expresiva en la radio no tiene por qué pasar necesariamente por las músicas o efectos
sonoros: la palabra radiofónica no es solamente la palabra a través de la radio, ésta
excluye la visualización del oyente. La palabra radiofónica es palabra imaginada, ayuda a
crear, en la mente de quien escucha, imágenes o escenas relacionadas con el mensaje
que se recibe.
Aunque en cualquier comunicación hablada lo importante es que las palabras se
entiendan, en radio es mucho más importante, ya que la ausencia de interlocutora real
impide preguntas o volver atrás en lo dicho. La fugacidad de la radio hace que muchas
veces su lenguaje tenga reiteraciones para que el mensaje sea retenido por la audiencia.
Además, es importantísima la claridad y la sencillez
La ausencia de lenguaje gestual obliga a locutores y locutoras a matizar constantemente
sus palabras con intensidades, entonaciones, etc. para que a pesar de esta pérdida
visual el lenguaje no carezca de ninguno de sus matices.
2.2.- La Música
Con la música, la radio consigue el apoyo sonoro fundamental para la ambientación de
los mensajes radiofónicos, es decir, gracias a la música podemos enriquecer el lenguaje
radiofónico.
El lenguaje musical tiene un doble sentido:
• Decora el mensaje; fondos musicales para ambientar un relato o una sección,
ráfagas musicales para recalcar un determinado momento de la emisión
radiofónica como puede ser un mensaje publicitario o unos informativos, golpes
musicales para llamar la atención o decorar unas palabras, o canciones para
escuchar y descansar del mensaje radiofónico.
• Enriquece el significado del mensaje radiofónico. La combinación palabra-música
es la esencia del mensaje radiofónico. Está claro que si leemos un relato en
nuestro programa y éste es por ejemplo, de misterio, hacer que quien lo escuche
se sumerja en el relato será más sencillo con unos fondos musicales coherentes.
De igual forma, si estamos emitiendo un reportaje de un grupo musical y nos
acompañan sus temas musicales esto hará que el programa se enriquezca de
contenidos.
Podemos deducir que tanto con la palabra como con la música, vamos a poder marcar el
ritmo de nuestro programa. Construir una emisión viva, dinámica, divertida, o por el
contrario mandar un mensaje radiofónico sugerente, misterioso, íntimo, etc. De igual
forma podemos equivocarnos y hacer que nuestro objetivo se vuelva monótono, triste,
vacío, simple, e incluso poco interesante.
2.3.- Los efectos sonoros
La música y la palabra son sonidos. Y en consecuencia, efectos sonoros. Pero, por su
importancia en el lenguaje radiofónico, merecen una atención especial. Sin embargo,
podemos englobar el resto de efectos sonoros en un solo grupo llamado: efectos de
sonido o efectos especiales.
Este grupo es igual de importante que el resto de elementos que conforman el lenguaje
radiofónico ya que gracias al resto de sonidos la radio crea una fiel imagen de la
realidad. Podemos hablar de dos funciones de los efectos sonoros: una descriptiva, que
acerca la realidad y otra expresiva, que ayuda a interpretar fielmente esa realidad,
dejándole libertad para recrearla en la mente de quien los oye.
Un ejemplo sencillo de lo explicado en el párrafo anterior: la locutora está narrando
como el detective, pongámosle nombre para hacerlo más creíble, Peter Hanson, medita
sobre como comenzar un misterioso caso de desaparición cuando, de pronto, se abre
una chirriante puerta (efx de puerta chirriante abriéndose) y una mujer se acerca
lentamente al protagonista de nuestra historia (efx de pasos lentos y seguros de mujer
con tacones). Todo esto bañado en una sugerente música soul puede conectar con la
audiencia mucho más de lo que lo hiciera la locutora sólo con la palabra.
Éste es sin duda un amplio grupo el cual podemos dividir en:
Efecto sonoro: hace referencia al uso de uno o varios sonidos de una manera aislada.
Sonidos ambiente: los que hacen los locutores y locutoras en el locutorio, lo cual le da
un mayor realismo al programa aunque a veces desemboca en una mala calidad de
sonido si no se atiende con cuidado el uso de este tipo de sonidos.
Fondos de sonido: evocan un escenario, un lugar o una situación mediante la
recreación de un conjunto de sonidos que los caractericen.
La expresividad de los sonidos se concentra el los siguientes puntos:
Sirven para narrar el ambiente de una situación dramática o de un suceso.
Sirven como fondo de información o narración.
Pueden convertir una información en un documento sonoro.
Apoyan o subrayar una acción.
Sirven para valorar con redundancia la palabra o la música.
Puede sustituir a la palabra.
Remarcan palabras y silencios.
Intensifican una situación hasta lograr el clima deseado.
2.4.- El silencio
El sonido y el silencio son dos elementos imprescindibles del lenguaje radiofónico. Hay
quien opina que el silencio en radio no representa un momento de pausa sino de tensión
llevado hasta el extremo. La prolongación del silencio provoca atención e incertidumbre
en la audiencia. Pero el silencio, en determinadas ocasiones, también es informativo, ya
que incita a la reflexión. Se tiene miedo a usar el silencio en radio ya que podría
significar un fallo técnico y de hecho, en muchas ocasiones lo es, aunque no siempre.
Este último elemento componente del lenguaje radiofónico no es tenido como tal por
una parte de quienes estudian el medio, si bien, como puede comprobarse en la labor
periodistas como Jesús Quintero por ejemplo, su presencia es fundamental y de una
fuerza comunicativa innegable.
Existen silencios rápidos, de menos de dos segundos, que se relacionan con las pausas
necesarias a la hora de leer un párrafo o un texto. Y existen otros silencios más lentos,
que nos ayudan a asimilar el mensaje e incluso dan pie a la reflexión de éste. También
existen los llamados silencios interactivos, que son los que buscan una intencionalidad o
una relación afectiva entre el sonido anterior y el siguiente. Por ejemplo, la locutora, de
repente, lanza una pregunta al aire a todo la audiencia, aparece ese breve silencio de
más de dos segundos, y comienza a sonar un tema musical. Programas nocturnos que
intentan hacer compañía y basan su contenido principal en escuchar testimonios y
confesiones utilizan mucho el silencio interactivo como lenguaje radiofónico.

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